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martes, mayo 17, 2005

El y ella

El y ella vivían en dos mundos diferentes. Ella vivía en su torre de cristal de fantasía, con sueños y esperanzas, con deseos y hadas. El vivía en su oscuro castillo de razón, con lógica y con frío, con pensamientos y dudas.
Ellos no debían, no podían, no tenían que conocerse. Pero lo hicieron.
Ella buscaba amar, darle un motivo a su existencia, saberse amada, sin importar por quien o por que. El buscaba entender, tener la pasión que tienen los hombres que creen en algo, sin importar en que o por que.
Ellos no debían, no podían, no tenían que conocerse. Pero lo hicieron.
Ella habló y quiso, pretendió que amaba, pretendió que entendía, pretendió que le importaba.
Él escuchó y acepto, pretendió que era amado, pretendió que entendía, pretendió que le importaba.
Ellos no debían, no podían, no tenían que conocerse. Pero lo hicieron.
Se vieron solo después, una tarde fría, como solo lo es una tarde, cuando no hay amor. Fueron miradas perdidas, de resentimiento y duda, nunca hubo algo entre ellos mas real que la mentira que ambos ayudaron construir.
Ellos no debían, no podían, no tenían que conocerse. Pero lo hicieron.
Ella le dijo que era frío, que nunca usaba el corazón, que jamas estuvo enamorado.
El solo contestó “siempre lo supiste”.
El la acuso con que no era real, que la vida es mas que sueños y esperanzas, que deseos y hadas.
Ella solo contestó “siempre lo supiste”
Con la mirada perdida mas allá de ellos dos, ambos supieron que la mentira se había vuelto verdad y que ninguno podía aceptarla. El tomo su camino, ella tomo el suyo.
Ellos no debían, no podían, no tenían que conocerse. Y en realidad, nunca lo hicieron.