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sábado, mayo 28, 2005

El dia de claudio

Claudio se vio sentado ahí, solo como todos los días. Pero este no era un día normal, era SU día. El día donde todo giraría alrededor de él y seria el centro de atención. Tenia delante suyo el almuerzo que le habían preparado exclusivamente para el. El platillo favorito de Claudio se posaba en una hermosa vajilla nueva. Unas suculentas costillas de cerdo excelentemente sazonada, sobre una cama de verduras frescas. Lo comió con ganas, con mucha velocidad, como si fuera su primer y ultimo almuerzo. Luego de la comida entró él, aquel hombre vestido completamente de negro, pero que emanaba de sí una paz incomparable. Claudio acomodo lo mejor que pudo su lacónica cama e hizo espacio para que el hombre de negro se sentara. Comenzaron a conversar, como lo hacen dos amigos de toda la vida, a pesar de que era la segunda vez que se veían. La primera vez había sido el día anterior, Claudio se había enterado de la próxima visita ese mismo día, ese día tan especial. Fue una charla emotiva, Claudio no pudo contener las lagrimas en mas de una ocasión y al fin el hombre de negro lo beso en la frente y se retiro. Claudio se quedo solo e hizo lo único que podía hacer alguien en su situación: lloro. Lloro hasta que 2 hombres vestidos en uniformes azules lo llevaron a través de un largo pasillo hacia una sala muy pequeña. Una sala completamente vacía excepto por la silla en el medio. Completamente resignado Claudio se sentó en la silla y dijo una oración mientras los guardas lo ataban de pies y manos a la silla eléctrica y cubrían su cabeza con una capucha negra. En una de las paredes de la habitación había un vidrio transparente desde donde observaban los hijos de Claudio y los hijos del hombre que Claudio había ahorcado por una deuda hace 5 años. Todos lloraban, por distintas razones, pero nadie estaba feliz. Nadie excepto Claudio, al menos tuvo su día, su día especial…