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martes, julio 12, 2005

Para siempre

El mas anciano de ellos se levanto de su lugar y muy lentamente se acerco al estrado, estaba apesadumbrado, como no podia ser de otra manera en esta situacion. Comenzo a hablar sobre la persona que estaba a su lado, con un amor y una evidente admiracion. No podia creerlo, este hombre que no me conocia hablaba sobre mi, como si fuera mi hermano. Habla sobre los logros de mi vida (¿Cómo los conoce?), mi familia y lo que ella me importaba. Queria interrumpirlo para callarlo, o talvez para abrazarlo, era extraño, pero no podia moverme, no se si era mi egocentrismo que disfrutaba como nunca esta situacion o el hecho de que mi familia parecia cada vez mas emocionada con las palabras de este hombre.
A medida que el hombre menciona las cosas mas importantes de mi vida, comienzo a recordarlas, llegar a este lugar nuevo, con un idioma nuevo, si nadie mas conocido que yo. Recuerda (y con el, tambien lo hago yo) la primera vez que vi a la que seria mi futura esposa, se me llenan de lagrimas los ojos. El nacimiento de mis hijos, arduo esfuerzo fue para mi criarlos. Son mejores de lo que jamas hubiera soñado. Trabajadores, esforzados, dedicados, tercos cuando tienen la razon y orgullosos cuando deben. Verlos crecer y formar sus propias familias, ver como crecen a mi lado y a la vez lejos de mi. El nacimiento de mi nieto, pensar que lo educaria como si fuera otro mas de mis hijos, pero sin los errores (que aunque me cueste debo admitir) cometi con mis hijos. Veo en sus ojos, mi reflejo. En su pequeña sonrisa, mi mundo. Le enseño todo lo que se, y el me retribuye con todo el amor del que es capaz.
Creo que este anciano hombre deberia ir terminando, se me empiezan a caer cada vez mas las lagrimas. Las palabras empiezan a oirse cada vez menos, mientras habla de ese dia, de ese ultimo dia, de esa ultima noche. Finalmente el hombre termina, me saluda con un gesto y se retira. Todos mis familiares y amigos repiten la ceremonia. A pesar de que estoy solo, tengo la seguridad de que estoy en cada uno de ellos, para siempre.
Entran aquellos que me van a llevar a mi descanso final, los dejo, tampoco puedo resistirme